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Aldea del Pinar                                                               Revista Nº 5 - Ago/2012
                                          los hombres, aun-   propia  historia,  sin  valores,  hundida  en  una
                                          que  hayan  tenido  egoísta  decadencia  demográfica,  como  si  estu-
                                          en Europa su pri-   viera  a  punto  de  despedirse  de  la  Historia
                                          mera  proclama-     (decía  Benedicto  XVI),  sin  impulso  para  un
                                          ción.   ¿Se    le  proyecto  de  futuro.  Pero  una  vez  más,  este
                                          ocurriría  a  al-   dramático  presente  marca  justamente  la  hora
                                          guien  decir  que  de  la  gran  recuperación,  tarea  a  la  que  deben
                                          los   antibióticos  sentirse  acuciantemente  convocadas  las  que  se
                                          sólo  valen  para  han  llamado  “minorías  creativas”.  Entre  ellas
                                          los  europeos  por  deben sentirse de modo especial obligados a es-
                                          el  hecho  de  que  tar  quienes  se  consideren  cristianos,  como  lo
             se descubrieran en Europa?                       fueron  los  admirables  fundadores  de  Europa  y
                                                              entre  los  que  alguno,  como  el  fundamental
                    La  grave  crisis  económica  que  afecta  a  Schuman, tiene abierta ya su causa de beatifica-
             todo el mundo y de modo muy especial a Euro-     ción. ¡Adelante, Europa!
             pa tiene sin duda sus últimas raíces, aunque mu-
             chos  ni  siquiera  estén  capacitados  para                            Teófilo González Vila
             advertirlo,  en  una  aun  más  grave  crisis  moral,
             de  valores.  Europa  parece  avergonzada  de  su




                    Los que van marcando huella.




                   En una zona como la nuestra, en la que  nera  de  ser,  que  no  se  puede  borrar,  va  con
            todos  los  inviernos  nieva,    y  algunos  más  que  nuestro  ser,  son  esas  actitudes  y  valores  que
            otros,  no  es  difícil  imaginarnos,  cuando  anda-  hay que tener en la vida para ser persona, hacer
            mos por la nieve, cómo se van marcando las pi-   pueblo, familia, para hacer historia, nuestra his-
            sadas y van dejando huellas que nos identifican  toria;  sin  ellos  no  somos  nada,  sólo  hojas  que
                                            a cada uno. Si  lleva el viento.
                                            son  profundas           Son muchos los que ahora, con nombres
                                            o  no,  grandes  y  apellidos  podría  señalar.  ¡Cuantas  cosas  y
                                            o    pequeñas,  anécdotas podría contar que me han ayudado a
                                            de  paso  corto  ser  más  persona!,  pero  cada  uno  tenemos  en
                                            o largo, nos di-  nuestra  memoria  los  nombres  más  significati-
                                            cen si ha pasa-  vos. Si quieres, sólo como un botón de muestra,
            do por allí un hombre o mujer de peso, adulto o  no  tienes  mas  que  ver  los  cinco  números  de
            joven y si va deprisa o despacio. Mas aún, cuan-  nuestra  revista  y  verás  reflejados  tantos  nom-
            do son varios los que tienen que hacer un trayec-  bres que lo corroboran.
            to determinado, los primeros son los que tienen          Destacaría  que  una  huella  muy  impor-
            que abrir huella, hacer camino o una senda por  tante que nos han dejado es la “honradez”, algo
            donde puedan transitar los que vienen detrás. Es-  que va muy innato con nuestro ser castellano y
            to me recuerda cuando de niño nuestros padres  que nos identifica como nobles y sinceros. Nos
            nos hacían una senda para poder ir a la escuela  gusta llamar al pan, pan y al vino, vino. En el
            o la iglesia.                                    “trabajo” son de los mejores, y más aún en los
                   Pensando en tantos valores que nos deja-  tiempos  pasados  que  los  medios  eran  bastante
            ron  nuestros  mayores,  no  puedo  por  menos  de  inferiores  a  los  de  ahora. Trabajos  duros  en  el
            hacer  una  comparación  con  esas  huellas  de  la  invierno, y en el verano de sol a sol, ¿remunera-
            nieve. Ellos marcaron en nuestras vidas una ma-  dos?, ni eso siquiera. Sirvieron, no sólo para sa-


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