Page 17 - Revista 2012
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Aldea del Pinar                                                               Revista Nº 5 - Ago/2012
            en que falleció.  Yo, calladito, no como de cos-  do  mi  ser  estaba  calado  de  pies  a  cabeza.  No
            tumbre, intentaba pasar desapercibido. En la te-  resistí  el  interrogatorio  y,  finalmente,  confesé.
                                                              Durante  un  tiempo,  pasé  a  ser  denominado  en
                                                              la  familia  como  ‘Ton  río’,  pues  mi  primo  Ós-
                                                              car,  que  no  tenía  todavía  los  dos  años,  con  su
                                                              lenguaje de bebé, en una suerte de figura retóri-
                                                              ca  consistente  en  la  supresión  de  varios  voca-
                                                              blos  y  fonemas  dentro  de  una  misma  oración,
                                                              resumió en dos palabras la frase ‘Antonio se ha
                                                              caído al río’.
                                                                     Al día siguiente, mis dos amigos aventu-
                                                              reros  y  yo  no  pudimos  vernos,  ya  que  estába-
                                                              mos  castigados  de  por  vida.  Al  regresar  a
                                                              Aranda y como acostumbrábamos, paramos en
                                                              casa  de  mi  tío  Javier  y  de  mi  tía  Maribel,  de
            levisión,  estaban  echando  un  documental  de  grato  recuerdo,  a  quienes  también  se  contó  la
            animales  marinos  y,  el  abuelo,  preguntó  que  peripecia,  mientras  yo  escuchaba  avergonzado
            qué bicho era ese que parecía un cochino, a lo  las risas de mi tío y las advertencias generales
            que respondió mi hermana que una foca; repli-     de que debíamos ser más responsables. Si bien,
            cando yo, acto seguido: ?No, lista, es una mor-   poco me duró la reprimenda, pues, pocos años
            sa,  como  tus  amigas.  Ya  se  lió  la  cosa.  Me  después,  los  tres  aventureros,  determinamos
            empujó y, enseguida, notó la mojadura, llaman-    medir  la  profundidad  de  la  olla  de  Pozairón
            do a gritos a mi madre para decirle que estaba  cuando se encontrara helado. Pero ésta, es otra
            empapado y que, acaso, me habría orinado. Yo,  historia…
            acorralado,  mentí  y  dije  que  sí,  que  era  eso,
            mientras  se  extendía  la  mancha  de  humedad
            por el skay del sillón. Pero, mi madre, extraña-
            da, comenzó a palparme, comprobando que to-



                    A la memoria de Demetrio (Un aldeano de pro).



                Siempre dispuesto maestro    fuiste amigo de los voltios,     que te aprecian y te estiman
            siempre alegre y servicial,      de los watios y los ohmios       siempre contentos de verte
            un  currante infatigable         de todo tu territorio                Hombre recio castellano
            y ayudando a los demás               Electricista devoto,         curtido por todos vientos
                Recuerdo tus ojos vivos      a lo largo de tu vida            del aíre de nuestra tierra,
            llenos de brillo y bondad,       miles de cables montaste         castellano recio y llano
            tu cigarrillo en los labios      sin el menor equivoco                Y siempre noble y honrado
            y tu afán por ayudar                 Tu les llevaste la luz       como los hombres de pro,
                Siempre fuiste generoso      a muchos miles de hogares,       justo y noble en tu interior
            perspicaz e inteligente,         les alegraste la vida            como los héroes de antaño.
            de carácter valeroso             con tu humor y tus modales           Hoy nos dejas, mas te quedas
            y con un gran don de gentes          Trabajador competente        Siempre estarás con nosotros
                Tus yernos fuimos tus hijos,  compañero en el trabajo,        Presente en nuestra memoria
            pues solo tuviste hijas          intuitivo,  inteligente          Como un buen hijo
            que criaste desde niñas          siempre ayudando en el tajo      de La Aldea de Hontoria.
            para hacernos sus maridos            Y bueno con tu familia
                Recorriste todas líneas,     con tus amigos y gentes          Pedro  Pérez (13.12.2011)


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